11 mar 2011

Alfonso Gortazar. Retrato de Carmelo Camacho. La belleza (recíproca) de los jardines del Este.

El poema y la casa del molusco
son de quien los habita ahora,
no de quien los fabricó.
Edgardo Dobry. Cosas. Ed. Lumen 176. 2008.

Yo era un niño intrigado que espiaba en la escalera.
Eloy Tizón. Seda salvaje. Fragmento. Anagrama 192.

¡¡Que maravilla, la amplitud de los jardines del Este!!. Se apropian de toda nuestra mirada con su solo, resplandeciente, verde. Incluso cuando la gravedad del invierno hace ausente los asientos, las farolas, las papeleras alineadas como puntos, como guiones suspensivos paralelos. No importa. Hemos traído abrigo y algunos sucesos saturados, poemas para pensar. "La gaviota significa el pez" - Dice también en Cosas Edgardo Dobry. Lo he leído esta misma mañana, reanimado después de conocerlo hace meses ...


La orografía de este terreno permite que se confundan las yemas renovadas, el crecimiento de los árboles bajos con las raíces de estos otros que nos esperan saludables, radiantes esperan nuestro paso con impasible firmeza. Sé que varias vidas, otras, se ocultan en su interior. Algunos pájaros no cesan de reclamar su estado de pájaros. Otros voluminosos demuestran en el suelo la incógnita del peso y la medida. En lugares concretos hay un cofre de aromas, de arbustos, hierbas silvestres, tenues florecillas. Tal vez, la caída en pendiente no permite el paso de la segadora motorizada. Parece que son cúmulo de años, también, como nosotros que caminamos siguiendo la línea verde de ejercicios recomendados. ¡¡Que maravilla!! me digo. Todo esto que procura la evocación de todos los poemas y acaso, pienso, también los no escritos. Aún ...

Y un viaje.



nos agravian mortifican zahieren
y como si tal cosa pronuncian su chispazo
mencionan lustros y colesterol
pero no las silvestres bondades de estraperlo
la lenta madurez esa sabiduría
la colección completa de delirios.
Mario Benedetti. Los espejos y las sombras. Fragmento. Inventario. Visor 108.


En este estado reparo, con frecuencia, en la soledad de los hombres buenos. Me voy con Antón, como repetimos desde hace años, a Madrid a mediados de febrero. Dicen que la vida te paga luego estos esfuerzos. Vamos como a visita de médico, pues nuestra estancia apenas dura lo que tardan en cambiar de turno cuatro conductores de autobús. Complacientes, pues veremos lo mejor que nos permitan nuestros cuatro ojos. Encontramos una sierra a la ida erizada de blanco. Está nevando. El aire frena la acometida del transporte. Estamos inmersos en un lugar muy antiguo, deshabitado, agreste, sin animales visibles, diríase sin paisaje; acaso un diplodocus asome la cabeza tras esos riscos ahora. En algún lugar se hallará la caverna.

En unos minutos, largos, entramos en la capital. Pluriracial, pluricultural, plurienriquecida, pluriempobrecida. Es Madrid, con sus torres varias, con sus rascacielos, con sus campos de fútbol.

Con sus trescientas exposiciones en estos días. Con su hormigueo de personas en el subsuelo. Sus tiendas de souvenirs que datan de otro tiempo, de otro estado de cosas. La lluvia ventosa que vimos en la sierra se llevó la migraña, la contaminación de Madrid por tiempo breve. Llueve.

ARCO

Vamos directamente a ARCO. ¡La otra maravilla!. Una vez allí me templa también lo que dejé atrás: la amplitud bien medida de los jardines del Este, el Bilbao periférico de todos los lugares. Busco la soledad de los hombres buenos porque quizá esta sea una medida del coleccionismo. Con mucho respeto veo, vemos. De nuevo no hay dinero suficiente para sentirse aquí como pez en el agua. Me cruzo con personas que parecen ser titulares de siete farmacias o factores aventajados del sistema ferroviario que llevan muy bien los años y un trabajo que devino en modernidad, en velocidad. Se mastica la intimidad, estamos en los días previos, profesionales y coleccionistas, críticos y periodistas, de la Feria.

El Arte habilita al dinero. Lo redime. Por mi parte, hubiera adquirido unos dibujos sobre papel de Manuel Salinas. Dos coloreadas abstracciones con un marco muy discreto. No encuentro, sin embargo, signos de gran vitalismo. Es lo que he venido a buscar. El vitalismo pictórico que tanto trabajó y defendió Alberto Datas. Me refiero a un paso más allá de la abstracción geométrica. Más allá del expresionismo. Para mi viene a ser como el color y el olor del color, envolviendolo todo: las puertas, las ventanas, las paredes, el contorno de las mesas, pero también la ropa, los zapatos, las manos, el pelo, la boca. Me compro el catálogo de Datas, esta es mi adquisición del año. Su catálogo gallego, una antología producida por la Fundación Seoane -1935-2007. Sospecho que veré los fuegos artitificiales de este año con otros ojos. Era el único ejemplar de un stand dedicado a la edición de libros de artista. ¡Que suerte!.

Caminamos por ese caleidoscopio. Vemos dos obras preciosas de Alejandra Icaza. Aprecio lo que propone esta artista. Históricos como Peter Blake, Jean Arp, Frank Auerbach, Sol Lewit, Anthony Caro, ... De nuevo, vemos repetido a Herbert Brandel en varias galerías. Brochismo colorista, muy lejano a aquel Herbert que ví en Juana de Aizpuru en los últimos 80. De nuevo, mucho Günter Forg ... La gran sorpresa de la Feria, para mi, es la abstracción gigante de Secundino Hernández. Alabamos dos ositos escultóricos de amigo Pablo Milicua. Preciosos, serios y con una producción impecable. Vemos magníficos Dario Urzay - especialmente uno en azules y uno sin barniz. Celebro ver a un Ricardo Cavada saliéndose decididamente del rebufo de Uslé. Vimos fotografía de Dionisio González (un preocupado de los poblados en contínuo abandono) y su singular escultura (una célula del derribo, un ladrillo), vimos obra de Fernando Mastretta; muchos históricos españoles: Hernández Pijuan, Gordillo, Saura, Esteban Vicente ... Un sinfín de jóvenes "se dice con exceso de optimismo que la juventud está en la cabeza": Juan Ugalde, Carlos Pazos, Curro González, Carmen Calvo, Miguel Ángel Campano, Susy Gómez ... nuevas obras de Begoña Goyenechea. Un joven viejo: David Rodriguez Caballero que nos halagó con su vecindad en otro tiempo, su necesidad ocasional de sal, perejil, ¿un sacacorchos?, en nuestra casa de San Mamés.






Montando Dulces compañías, Vitoria, con Antón Hurtado 2010


Esto amigos es otra calidad de maravilla. Vimos la nueva obra de Fernándo Pagola, pseudoarquitecturas muy bien presentadas, no puedo evitar echar de menos en la Feria a su hermano Javier. Vimos un extraño y cercano a los sueños, vídeo, 8' 32'', de Txuspo Poyo. Fabuloso. Duchamp actualizado. Esa maquinaria. El múltiple de Mavi Revuelta. La belleza de Txaro Arrazola, en vivo, no me explico por qué no han llevado su pintura. Extraordinaria la esculto-pintura de Ángela de la Cruz. Pude ver, de nuevo, una obra de Luis Canelo, la del año pasado me pareció mejor. La pintura curva de Manu Muniategiandikoetxea. Ví apuestas menos duras de Santi Moix.
Continuando . . . Como niño intrigado miro la belleza, ahora interrumpida, de los jardines del Este. Al inicio de nuestro paseo admiramos un magnífico Morandi: un conjunto de útiles humildes, cercanos. Una botella, un pote, un tazón, un cuenco, primorosamente pintados, unidos todos, muy juntos. En una atmósfera que confiesa que eso es lo único de lo que se dispone . . . la declaración específica de bienes de un pintor extraordinario. Catapultando esos útiles, objetos inanimados al mundo de los mejores retratos. Y aunque lo parezca ya no se pinta así. Será que disponemos de mas cosas. "¿Qué quiere decir morirse?. Morirse quiere decir una cinta fea en las pamelas, parientes enguantados, el luto musical del piano sonando en la terraza, y dejar de ver a los otros. Cuando uno se muere, uno ya no puede ver más a los otros y eso quiere decir morirse." Dice Eloy Tizón en uno de los relatos de La velocidad de los jardines. Anagrama-Hispánicas. 132 Vimos a Oriol Villapuig en Arte Madrid. De esa feria os contaré algo al final del trayecto. Ha pasado el tiempo, han pasado cosas y las cosas. Necesitaba un lapsus para adormecer mi necesidad gestual. El vitalismo. Entre tanto, nos sorprendió, llorando, la primavera . . . Un dibujo, un papel de Le Corbusier. Agradezco la suerte de cosas que han procurado que lo vea. ¡Que esté aquí!. Me pregunto cuánto hay que apasionarse, cuánto que equivocarse para hacer una colección. ¿Cuánto mimo, cuidado, enmarcado para que esta lo parezca?. La incógnita encendida me lleva al estado de abandono de la mía. Nuestra colección de caballos, elefantes, animales con ruedas.

Imagen: Concurrentes. mixta/cartón 125x78 cm 2011